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Democracia, Política y Renovación

Tareas Pendientes para la renovación de la política peruana

"La democracia jamás debe ser considerada como un gasto, sino como una inversión de futuro y paz"

@yturbe_

Publicado: 2015-08-10

Cuando un ambiente está cargado de aire impuro, no hay nada mejor que abrir la puerta y ventana para recibir un chiflón de aire fresco, para poder seguir en el mismo espacio sin que nos agobiemos. Sucede lo mismo con la política, el oficio más antipático por excelencia, el sistema suele desgastarse por la constante aparición de caciques que dominan, y desgastan la escena política.  

Casos como el de España y lo ocurrido en el kishnerismo de Argentina confirman lo dicho. En el primer caso entendieron que ese país pasaba y pasa por una de sus peores crisis económicas y, por ende, política, por lo que empezaron a gestarse movimientos sociales que irrumpieron la escena. Pero además los partidos entendieron que la única manera de sobrevivir, ante una crisis que golpeaba a la clase política, era renovándose. Y es el caso del PSOE que convocaron a un Congreso extraordinario y renovaron su dirigencia, hoy Pedro Sánchez es una buena opción para la Presidencia del Gobierno Español. El caso de la IU, a pesar de su poca opción, también se renovó y hoy tienen como líder al joven economista Alberto Garzón de 29 años, a fn de mantener el espacio. Y los casos de Podemos y Ciudadanos que han aparecido en la escena con Pablo Iglesias y Albert Rivera respectivamente, como re configuración del sistema político español.

En el caso argentino tenemos a “La Cámpora” o los herederos de Kishner, formados y promocionados por el matrimonio santacrucino. La pareja entendió que los jóvenes pupilos no podían competir con los presupuestos de los líderes justicialistas, como Duhalde, Menem, Macri, entre otros. Los Kishner empoderaron a los jóvenes desde el aparato estatal, y a la muerte de Nestor Kishner, su poder a lado de la viuda presidenta se elevaron. Hoy disputan codo a codo las nominaciones a candidatos para diputados que se elegirán este año.

Pero en el Perú, si hubo una oportunidad para revitalizar la política con sangre nueva, a manera de nuevo pacto fundacional con el pueblo fue a la caída de Fujimori. Por un lado, teníamos una joven de generación de políticos que pudieron erigirse desde el movimiento social y universitario, y jóvenes cuadros de los partidos políticos. Como se puede apreciar, había madera y pasta para renovar la clase política peruana y presentar al pueblo una nueva generación de servidores de la patria. En el primer grupo, les faltó ponerse de acuerdo, hacer de lado sus diferencia, y dejar de seguir alguno que otro dinosaurio que buscaba usarlos, y no formar una alternativa desde su legitimidad de origen. Pero en el caso de los militantes, fue peor. No había ni clase política, y de los partidos políticos sólo quedaba un grupo de dirigentes que se creían con derechos por “haber resistido la dictadura”, cuando lo que precipitó la crisis de los partidos políticos eran justamente estos dirigentes que venían desde finales de los 70s desgastando el ambiente político. Y fue así que en lugar de renovar, reaparecieron y se enquistaron, muchos de ellos hasta el día de hoy, y esta generación de hoy cuarentones y cincuentones, no se le vio brillar. En su lugar, vinieron los come pollo, mata perro, roba cable, como oro, proxenetas, violadores, y nada de esos valiosos cuadros, pues no supieron abrirse, reclamar su espacio y no entendieron que el poder no se pide, sino se arrebata

El problema principal es que no existe clase política, por qué de existir una clase política real defenderían el sistema de estas fallas que vemos cada cinco años juramentando “por Dios y por la plata”. Y como no hay clase política, tampoco valorarán los mecanismos que refuercen los partidos políticos y faciliten la renovación, con cuadros de políticos profesionales, como ha sucedido en el caso español y argentino. Para que exista una auténtica y responsable renovación de nuestra política, no pasa por matar a los “viejos” y llenar los escaños, municipios y gobernaciones con jóvenes imberbes. Sino de formar a quienes integren a esa clase política.

Por ello, dos medidas son las que inicialmente se necesitan para emprender la conformación de la clase política y su renovación constante: Por un lado, la eliminación del voto preferencia, que sólo beneficia a la plutocracia y esos aventureros que compran el cupo en la lista y la voluntad popular, mas no a la democracia, ni menos al partido político; de otro lado, que no es usado por la mayoría a la hora de votar. Según datos del JNE no son usados ni por la mitad de los electores, por lo que no tiene sentido mantenerlo. 

Por otro lado, tenemos el retorno a la bicameralidad como una deuda con la democracia, pues es el trofeo de guerra que guarda el recuerdo de esa nefasta dictadura, haber secuestrado el senado. Definitivamente, es una medida poco popular, sin embargo no podemos negar que cuando hablamos de democracia, no deberíamos hablar de gasto, sino de inversión. Un Senado, como cámara reflexiva dónde se junte la élite política, con funciones de nombramiento y de ratificación, elevaría el debate y abre espacio a los jóvenes en la cámara de representación, con facultades legislativas y de fiscalización.


Escrito por

Ricardo Yturbe

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